6 enfermedades de la vista en niños más comunes

enfermedades de la vista en niños

Durante la infancia, los ojos cumplen un papel fundamental en el desarrollo cognitivo, social y emocional. Más del 80% del aprendizaje llega a través de la vista, lo que convierte a la salud ocular en un pilar esencial para el crecimiento de los pequeños. Sin embargo, diversas condiciones pueden afectar este proceso, y muchas veces pasan inadvertidas hasta que impactan en el rendimiento escolar o en la calidad de vida.

Hablar de enfermedades de la vista en niños no es exagerar, sino reconocer que existen problemas frecuentes que, si no se detectan a tiempo, pueden dejar secuelas permanentes. Desde dificultades refractivas como la miopía o el astigmatismo, hasta alteraciones más complejas como el estrabismo o la ambliopía, todas requieren un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado para evitar complicaciones.

En este artículo encontrarás una guía clara sobre las enfermedades de la vista infantil más comunes, sus síntomas y la importancia de acudir a un oftalmólogo pediátrico.
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¿Cuáles son las enfermedades de la vista más comunes en los niños?

1. Ambliopía u ojo vago

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La ambliopía, también llamada ojo perezoso, es uno de los problemas visuales en niños más comunes y, al mismo tiempo, más difíciles de detectar a simple vista. Se produce cuando un ojo no desarrolla la visión correctamente porque el cerebro empieza a depender del ojo más fuerte, dejando al otro en desventaja. Esta falta de estimulación provoca que el ojo “perezoso” no alcance una visión normal, incluso con lentes.

Para un padre preocupado, es importante saber que la ambliopía no siempre presenta señales evidentes. Sin embargo, algunos síntomas y signos de alarma pueden ser:

  • El niño entrecierra un ojo al mirar de lejos o de cerca.
  • Inclina la cabeza con frecuencia para enfocar mejor.
  • Tiene dificultad para coordinar movimientos o se tropieza con objetos.
  • Presenta problemas en el colegio relacionados con la lectura o la escritura.
  • Uno de los ojos parece desviarse (lo que puede asociarse al estrabismo).

La buena noticia es que la ambliopía puede tratarse de manera efectiva si se detecta a tiempo. El especialista puede recomendar el uso de lentes correctivos, parches en el ojo sano para estimular el ojo afectado o incluso terapias visuales que ayudan a fortalecer la conexión entre el ojo y el cerebro. Cuanto más pequeño sea el niño al iniciar el tratamiento, mejores serán los resultados, ya que el sistema visual tiene mayor capacidad de recuperación durante la infancia.

Por eso, las revisiones oftalmológicas periódicas no deben esperar a que el niño se queje de problemas de visión. Detectar la ambliopía a tiempo puede marcar la diferencia entre una visión normal en la adultez o una limitación permanente.

2. Estrabismo u «ojo bizco»

El estrabismo, conocido popularmente como ojo bizco, es una de las enfermedades de los ojos en niños más fáciles de identificar, pero también una de las que más preocupa a los padres. Se produce cuando los ojos no están alineados de manera correcta y cada uno apunta en una dirección diferente, ya sea hacia adentro, hacia afuera, hacia arriba o hacia abajo. Esta descoordinación impide que ambos ojos trabajen juntos y puede afectar el desarrollo normal de la visión.

Algunos signos que pueden alertar a los padres incluyen:

  • Uno o ambos ojos parecen desviarse de forma constante o intermitente.
  • El niño entrecierra un ojo con frecuencia, sobre todo cuando está al sol.
  • Puede presentar dificultad para calcular distancias, tropezar con objetos o tener problemas de coordinación.
  • Quejas de visión doble o dolor de cabeza tras esfuerzos visuales.

El estrabismo no es solo un tema estético: si no se corrige a tiempo, puede provocar ambliopía (ojo perezoso), ya que el cerebro deja de usar el ojo desviado para evitar la visión doble.

El tratamiento dependerá del tipo y la severidad del estrabismo, e incluye desde el uso de lentes correctivos y terapias visuales, hasta la cirugía de músculos oculares en casos más complejos. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores serán los resultados, tanto en la función visual como en la autoestima del niño.

Ante cualquier signo de estrabismo, es fundamental consultar con un oftalmólogo pediátrico. Un diagnóstico temprano puede evitar complicaciones y asegurar que el niño desarrolle una visión binocular normal.

3. Errores de refracción

– Astigmatismo

enfermedades de la vista en niños

El astigmatismo infantil ocurre cuando la córnea no tiene una curvatura uniforme, lo que provoca que la visión sea borrosa tanto de lejos como de cerca. Aunque suele detectarse en los controles oftalmológicos, los padres pueden notar señales como que el niño entrecierra los ojos, se acerca demasiado a los objetos o se queja de dolor de cabeza y cansancio ocular al leer o estudiar.

El tratamiento suele ser sencillo y consiste en el uso de lentes correctivos que permiten que la luz se enfoque adecuadamente en la retina. Con una detección temprana, los niños pueden desarrollar una visión clara y evitar dificultades en el aprendizaje escolar.

– Miopía

La miopía infantil es uno de los problemas visuales en niños más frecuentes y se caracteriza por la dificultad para ver de lejos con claridad, mientras que la visión cercana suele mantenerse nítida. Los padres pueden sospechar de miopía si notan que su hijo se acerca demasiado a la televisión o a los libros, entrecierra los ojos al mirar a lo lejos o tiene problemas para ver el pizarrón en la escuela.

El tratamiento generalmente incluye lentes correctivos o, en algunos casos, lentes de contacto especiales y terapias de control de miopía que ayudan a frenar su progresión. Detectarla de manera temprana es fundamental para evitar que el problema avance y afecte el rendimiento escolar y la calidad de vida del niño.

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– Hipermetropía

La hipermetropía infantil ocurre cuando el ojo es más corto de lo normal o la córnea es demasiado plana, lo que provoca que la imagen se enfoque detrás de la retina. Los niños con esta condición pueden ver bien de lejos, pero tienen dificultad para enfocar de cerca, lo que puede generar cansancio visual y dolor de cabeza al leer o hacer tareas escolares.

Algunas señales de alerta son que el niño evite actividades que requieren lectura, frote los ojos con frecuencia o presente bajo rendimiento escolar por problemas de concentración.

El tratamiento más común es el uso de lentes correctivos, que permiten enfocar correctamente las imágenes y facilitan un desarrollo visual normal. Detectarla a tiempo evita complicaciones como el estrabismo o la ambliopía.

4. Lagrimeo

El lagrimeo en los niños o bebés se observa poco después del nacimiento, pero puede adquirirse mucho más tarde. Si se presenta durante la infancia, se debe a la obstrucción de los conductos nasolagrimales. Este tipo de lagrimeo puede resolverse de manera espontánea a los 6 o 12 meses de edad. 

El tratamiento médico incluye masajes circulares sobre el saco lagrimal del bebé y lágrimas artificiales, pero si el lagrimeo persiste, es posible que se deba desobstruir el drenaje lagrimal quirúrgicamente. Otras causas raras incluyen glaucoma infantil y enfermedades de la superficie ocular.

5. Nistagmo

El nistagmo es un movimiento involuntario y repetitivo de los ojos. Los movimientos oculares pueden ser de lado a lado, desde arriba hacia abajo o de forma circular. El nistagmo puede presentarse en el nacimiento o adquirirse más adelante. También, puede acompañar un número de afecciones oculares y trastornos neurológicos

6. Ptosis infantil

La ptosis (caída del párpado) ocurre tanto en bebés y niños pequeños como en adultos. Los niños pueden nacer con ptosis congénita o adquirirla durante la niñez. Asimismo, esta condición se origina debido a la debilidad en el músculo que eleva el párpado. 

Un párpado caído puede bloquear el paso de la luz a la retina en la parte trasera del ojo y/o causar astigmatismo, el cual produce visión borrosa. Estas situaciones pueden causar ojo perezoso (ambliopía) y, si no se trata, la pérdida permanente de la visión. 

De igual manera, es posible que, debido a esta condición, los niños eleven la cabeza y el mentón para ver mejor, debido al párpado caído. En casos más graves, será necesaria una corrección quirúrgica.

¿Cuándo llevar a tu hijo a una consulta oftalmológica?

Detectar a tiempo las enfermedades de la vista en niños puede marcar la diferencia entre una visión sana y un problema que afecte el aprendizaje y la calidad de vida. Por eso, no es necesario esperar a que un niño se queje de no ver bien: muchas veces no son conscientes de su dificultad visual y se acostumbran a mirar de forma incorrecta.

Algunos signos de alarma que deben llamar la atención de los padres son:

  • El niño entrecierra los ojos para enfocar.
  • Se acerca demasiado a los libros, pantallas o televisión.
  • Se queja de dolores de cabeza frecuentes después de leer o estudiar.
  • Tiene problemas para reconocer objetos a distancia.
  • Presenta bajo rendimiento escolar o evita actividades que requieren concentración visual.

Además de estar atentos a estos síntomas, se recomienda realizar controles oftalmológicos periódicos en distintas etapas del crecimiento:

  • Al nacer y en los primeros meses, para descartar enfermedades congénitas.
  • Antes de iniciar la etapa escolar, ya que una buena visión es clave para el aprendizaje.
  • Cada 1 o 2 años durante la infancia y adolescencia, incluso si no existen síntomas.

La prevención es la mejor herramienta para cuidar la visión infantil. Un diagnóstico temprano permite tratar condiciones como la miopía, la ambliopía o el estrabismo antes de que avancen y dejen secuelas permanentes.

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Problemas visuales en niños: cómo prevenir complicaciones futuras

Las enfermedades de la vista en niños pueden parecer un tema lejano hasta que empiezan a afectar la vida diaria de los más pequeños. Muchas veces no se notan en casa ni en la escuela, porque los niños no siempre saben expresar que algo no está bien con su visión. Sin embargo, problemas como la miopía, el astigmatismo, la hipermetropía, el estrabismo o la ambliopía son más comunes de lo que se piensa y, si no se corrigen a tiempo, pueden dejar secuelas permanentes.

La visión en la infancia es fundamental no solo para aprender en el colegio, sino también para desarrollarse de manera segura y con confianza. Un niño que no ve bien puede tener bajo rendimiento escolar, dificultades para relacionarse con otros e incluso perder interés en actividades que le gustan. Lo que a veces parece simple distracción, cansancio o falta de atención, en realidad puede ser un problema visual no diagnosticado.

La buena noticia es que la mayoría de estas condiciones tienen solución si se detectan temprano. Una revisión oftalmológica no solo sirve para confirmar si tu hijo necesita lentes, sino también para descartar enfermedades que avanzan en silencio, como la ambliopía o el glaucoma infantil.

En Opeluce, contamos con especialistas en oftalmología pediátrica y equipos de última generación para realizar un diagnóstico preciso y brindar un tratamiento adecuado para cada caso. Nuestro objetivo es que tu hijo pueda desarrollarse plenamente, con una visión clara que le permita aprovechar cada etapa de su vida sin limitaciones.

No esperes a que los síntomas avancen o a que tu hijo se queje de no ver bien. La prevención es la mejor inversión en su futuro. Reserva hoy mismo una cita en Opeluce y cuida su salud visual con la seguridad de estar en manos expertas.

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