En este artículo aprenderemos sobre el epiblefaron: en qué consiste, por qué ocurre, los síntomas que genera, cómo diagnosticarlo y los posibles tratamientos.

El epiblefaron es un trastorno ocular común en niños que consiste en un pliegue redundante de piel debajo del reborde palpebral, que empuja las pestañas hacia la córnea. Aunque suele mejorar naturalmente con el crecimiento facial, esta condición puede causar diversas molestias que afectan la calidad de vida de tu hijo.

Generalmente, los pacientes pueden ser asintomáticos o experimentar sensación de cuerpo extraño, lagrimeo excesivo, escozor y enrojecimiento en los ojos.

En este artículo, aprenderás todo lo que necesitas saber sobre el epiblefaron: qué lo causa, cómo identificar sus síntomas, las opciones de diagnóstico disponibles y los tratamientos más efectivos según la edad y gravedad. Además, te explicaremos por qué es importante monitorear esta condición incluso cuando parece mejorar con el tiempo.

¿Qué es el epiblefaron?

El epiblefaron representa un trastorno de malposición palpebral caracterizado principalmente por un pliegue horizontal de piel redundante y músculo orbicular pretarsal subyacente.

A diferencia del entropión, en el epiblefaron el margen palpebral mantiene su posición normal, siendo solo las pestañas las que se dirigen verticalmente hacia el ojo.

Anatómicamente, esta condición ocurre cuando el músculo y la piel del párpado inferior se montan por encima del margen palpebral, provocando que las pestañas adopten una posición vertical.

El epiblefaron suele afectar de manera bilateral y es mucho más frecuente en el párpado inferior que en el superior.

Cabe destacar que esta condición congénita suele resolverse espontáneamente con la edad y el crecimiento del macizo facial, que conduce a un desprendimiento progresivo del exceso de piel.

En esencia, el epiblefaron representa una variante anatómica que, aunque puede causar molestias, tiene buen pronóstico en la mayoría de los casos sin necesidad de intervención quirúrgica.

Síntomas del epiblefaron

Las manifestaciones clínicas del epiblefaron varían según la cantidad de pestañas invertidas y el grado de roce ocular. Aunque algunos pacientes pueden permanecer asintomáticos, muchos experimentan un conjunto característico de molestias oculares.

Los síntomas más comunes incluyen:

  • Lagrimeo excesivo: presente en todos los pacientes antes del tratamiento según estudios clínicos.
  • Ojo rojo o enrojecimiento: causado por la irritación constante de las pestañas contra la córnea.
  • Sensación de cuerpo extraño: una molestia frecuente debido al contacto de las pestañas con la superficie ocular.
  • Escozor ocular: consecuencia directa del roce constante de las pestañas.
  • Secreción ocular: aparece como respuesta a la irritación crónica.

 

En casos más severos, pueden desarrollarse complicaciones importantes como infecciones recurrentes y erosión corneal. La afectación corneal, definida como presencia de queratitis, se evalúa mediante tinción con fluoresceína.

Aunque el epiblefaron suele resolverse espontáneamente entre los 2 y 3 años de edad con el crecimiento de las estructuras faciales, los casos sintomáticos requieren atención para prevenir secuelas visuales.

Cuando el epiblefaron causa sintomatología molesta, estas manifestaciones pueden interferir significativamente con el confort y la calidad de vida del niño. Por ello, el seguimiento médico resulta esencial incluso en casos aparentemente leves.

Causas del epiblefaron

El origen del epiblefaron se atribuye principalmente a una anomalía congénita donde un pliegue de piel y músculo orbicular subyacente empuja las pestañas hacia el globo ocular. Fundamentalmente, esta condición surge por una falta de unión entre el músculo orbicular y el tarso, lo que provoca que el músculo y la piel del párpado inferior se monten por encima del margen palpebral.

Existen diversos factores que contribuyen al desarrollo de esta condición.

  • En primer lugar, hay una clara predisposición genética que puede hacer que el epiblefaron sea hereditario en algunas familias.
  • Asimismo, durante el desarrollo fetal puede ocurrir una formación incorrecta del párpado, causando pliegues anómalos que dirigen las pestañas hacia el interior.
  • Por otra parte, algunos factores como la obesidad pueden aumentar su prevalencia, especialmente en niñas durante la pubertad.
  • Los factores ambientales durante el desarrollo fetal podrían jugar un papel importante, aunque estos no están completamente identificados.

¿Cómo se diagnostica el epiblefaron?

El diagnóstico del epiblefaron se realiza principalmente mediante un examen clínico completo por parte de un oftalmólogo especializado. Durante la evaluación, el médico observa detenidamente la posición de las pestañas y su relación con la superficie ocular para detectar el característico pliegue horizontal de piel redundante y músculo orbicular que empuja las pestañas hacia el globo ocular.

La exploración incluye una evaluación minuciosa con lámpara de hendidura para determinar si las pestañas están tocando la córnea y si existe erosión corneal. Además, se utiliza la tinción con fluoresceína para identificar posibles lesiones en la superficie ocular causadas por el roce de las pestañas.

El diagnóstico diferencial de epiblefaron debe contemplar otras condiciones como el entropión, del cual se distingue porque en el epiblefaron el margen palpebral mantiene su posición normal, siendo solo las pestañas las que se dirigen verticalmente hacia el ojo.

La severidad del epiblefaron se clasifica según la altura del pliegue cutáneo, el contacto de las pestañas con el ojo y el tamaño de la erosión corneal. Por otra parte, es fundamental evaluar si el niño presenta síntomas como fotofobia, lagrimeo e infecciones recurrentes, ya que estos determinan la necesidad de intervención.

Opciones de tratamiento según la edad y gravedad

El manejo terapéutico del epiblefaron varía considerablemente según la edad del paciente y la severidad de los síntomas. Generalmente, esta condición se resuelve espontáneamente entre los 2 y 3 años de edad. No obstante, para casos sintomáticos existen diversas opciones.

Como primera línea de tratamiento, se recomienda el uso de lubricantes oculares, preferiblemente en presentación de ungüento, que ayudan a proteger la córnea. Para niños menores de 2 años con síntomas persistentes, la aplicación de toxina botulínica tipo A (TbA) ha demostrado ser eficaz.

Cuando el epiblefaron persiste después de los 2 años y causa síntomas como fotofobia, lagrimeo o infecciones recurrentes, puede ser necesaria la intervención quirúrgica. Este procedimiento se realiza bajo anestesia general o local según la edad del paciente, y consiste en retirar una elipse de piel y músculo orbicular entre 1-3 mm de ancho.

Como ves, el epiblefaron representa una condición ocular que, aunque preocupante para muchos padres, generalmente evoluciona favorablemente con el tiempo. Durante los primeros años de vida, esta anomalía congénita puede causar molestias significativas debido al contacto entre las pestañas y la córnea.

Por lo tanto, el seguimiento oftalmológico resulta esencial para prevenir complicaciones como la erosión corneal o infecciones recurrentes.

Si notas que tu hijo presenta molestias oculares persistentes, te recomendamos solicitar una consulta oftalmológica pediátrica en Clínica de Ojos Opeluce para una evaluación personalizada y determinar el tratamiento más adecuado según su edad y la gravedad de su condición.

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