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ToggleLa pérdida de visión puede sorprenderte en cualquier etapa de la vida. Tal vez empieces notando que ves borroso, que necesitas entrecerrar los ojos para enfocar, o que ciertos detalles escapan de tu vista.
Estos cambios pueden ser leves o súbitos, afectando un solo ojo o ambos, y provocando preocupación o incomodidad. Por ello, entender las causas de la pérdida de visión te ayudará a actuar de forma rápida y a proteger tu salud visual. ¡Sigue leyendo!
¿Qué es la pérdida de visión?
La pérdida de visión ocurre cuando disminuye parcial o totalmente tu capacidad de ver, afectando tu vida diaria y tu bienestar.
Puede presentarse de manera repentina o progresiva, afectar uno o ambos ojos y manifestarse de distintas formas, como borrosidad, puntos ciegos o visión doble.
Asimismo, comprender este problema te permite actuar a tiempo para proteger tu salud visual.
Síntomas de pérdida de visión
Identificar los síntomas de pérdida de visión es clave para buscar ayuda médica cuanto antes. Entre los signos de alarma se encuentran:
- Borrones o visión desenfocada.
- Dificultad para ver de cerca o de lejos.
- Pérdida de visión momentánea o repentina.
- Pérdida de visión en un ojo y dolor de cabeza.
- Pérdida de visión y mareo o mareo acompañado de cambios visuales.
- Pérdida de visión periférica (dificultad para ver hacia los lados).
- Pérdida de visión central (problemas para ver lo que está justo frente a ti).
Causas más frecuentes de la pérdida de visión
Las causas de pérdida de visión son variadas, pero entre las más comunes están:
Miopía, hipermetropía y astigmatismo
Estos errores refractivos alteran la forma en que la luz entra a tus ojos, afectando la nitidez de la imagen que ves. La miopía dificulta la visión de lejos, mientras que la hipermetropía afecta principalmente la visión cercana.
Por otro lado, el astigmatismo provoca una visión distorsionada o borrosa a todas las distancias. Aunque se corrigen eficazmente con lentes ópticos o de contacto, su falta de tratamiento puede incrementar el riesgo de desarrollar molestias como ojos irritados y fatiga visual, contribuyendo al ojo rojo en situaciones de esfuerzo constante.
Presbicia
La presbicia suele aparecer de forma progresiva a partir de los 40 años y dificulta enfocar objetos cercanos. Si últimamente has notado que alejas el celular o los libros para leer mejor, podrías estar experimentando este cambio natural.
Aunque suele corregirse con lentes de lectura, ignorar los síntomas puede aumentar la sequedad ocular y favorecer la aparición de venas rojas en los ojos debido al esfuerzo visual.
Cataratas
Las cataratas generan una pérdida de visión paulatina al opacarse el cristalino, provocando visión borrosa, colores apagados y sensibilidad intensa a la luz.
En fases avanzadas, además de la disminución visual, puedes percibir un aspecto lechoso en tus ojos o experimentar ojo rojo si existe inflamación asociada.
Ante cualquier cambio en tu capacidad visual, es importante acudir a una consulta especializada para proteger tu salud ocular.
Glaucoma
El glaucoma es una enfermedad silenciosa que daña progresivamente el nervio óptico, estrechamente vinculado a la pérdida de visión periférica.
Al principio, podrías no notar cambios, pero con el tiempo, la visión lateral comienza a disminuir sin dolor ni enrojecimiento evidente.
Sin embargo, en ciertos casos, un ataque agudo de glaucoma puede manifestarse con dolor intenso y ojo rojo inflamado. Un diagnóstico oportuno es esencial para evitar daños irreversibles.
Degeneración macular
La degeneración macular afecta directamente tu visión central, dificultando tareas cotidianas como leer, reconocer rostros o manejar.
También, puede generar molestias visuales que te hagan frotar los ojos o forzar la vista, aumentando el riesgo de ojos irritados.
Este trastorno es más frecuente en adultos mayores, por lo que realizar controles oftalmológicos periódicos es fundamental.
Retinopatía diabética
La retinopatía diabética ocurre cuando los niveles elevados de glucosa en sangre dañan los pequeños vasos de la retina. Esto puede provocar hemorragias internas, visión borrosa y hasta la formación de un punto rojo en el ojo.
Asimismo, la pérdida de visión por la diabetes causada por esta enfermedad puede avanzar de manera silenciosa.
Si tienes diabetes, es crucial cuidar tus niveles de azúcar y asistir a evaluaciones oftalmológicas para detectar cualquier signo de daño a tiempo.
Otras causas
- Pérdida de visión por estrés: situaciones de alta tensión emocional pueden desencadenar visión borrosa o transitoria.
- Pérdida de visión por golpe en el ojo: traumatismos pueden dañar estructuras oculares.
- Pérdida de visión por presión alta: la hipertensión arterial puede afectar los vasos sanguíneos oculares.
- Pérdida de visión temporal o perder la visión de un ojo temporalmente también puede deberse a migrañas o afecciones vasculares.
Tipos de pérdida de visión
Existen diferentes tipos de pérdida de visión según la zona afectada:
- Pérdida de visión central: dificultad para ver lo que está frente a ti.
- Pérdida de visión periférica: problemas para ver hacia los costados.
- Pérdida gradual de la visión: deterioro lento de la agudeza visual.
- Pérdida progresiva de la visión: avanza con el tiempo si no se trata.
- Pérdida de visión momentánea: episodios breves de visión borrosa o ceguera.
¿Cómo evitar la pérdida de visión?
Cuidar tu salud visual es clave para prevenir problemas como el ojo rojo, visión borrosa y otras complicaciones. A continuación, compartiremos algunas acciones que puedes incorporar en tu día a día:
- Realiza chequeos oftalmológicos regulares: un examen completo te permite detectar a tiempo condiciones como la mancha roja en el ojo o alteraciones silenciosas como el glaucoma.
- Mantén controladas las enfermedades sistémicas: la diabetes y la hipertensión aumentan el riesgo de desarrollar retinopatía diabética o venas rojas en los ojos. Llevar un control adecuado puede marcar la diferencia.
- Protege tus ojos de golpes y exposición prolongada a pantallas: si pasas muchas horas frente al ordenador, aplica la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mira un objeto a 20 pies de distancia durante 20 segundos. Esto ayuda a reducir la fatiga y previene la aparición de ojos rojos por esfuerzo.
- Usa gafas de sol: los rayos UV pueden dañar tu retina y favorecer la aparición de enfermedades que afectan la visión. Elige gafas certificadas que bloqueen el 100% de la radiación UV.
- Adopta una dieta saludable: consumir alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas A, C, E y minerales como el zinc ayuda a proteger tus ojos contra el deterioro visual asociado a la edad.
Incorporar estos hábitos es una forma efectiva de evitar complicaciones o intervenciones más complejas en el futuro.
¿Cuándo contactar a un profesional médico?
Tu salud visual merece atención inmediata si presentas señales de alarma que podrían indicar un problema serio. No dudes en acudir a un especialista si experimentas:
- Pérdida de visión repentina en uno o ambos ojos, incluso si no hay dolor. Actuar rápido puede evitar daños permanentes.
- Dolor ocular intenso acompañado de ojo rojo o dolor de cabeza, especialmente si también notas disminución en tu campo visual.
- Visión doble, destellos de luz o la sensación de una “cortina” negra que cae sobre tu vista, lo cual puede ser signo de un desprendimiento de retina u otra condición grave.
- Ojos irritados persistentes, punto rojo en el ojo que no desaparece o inflamación progresiva también son motivos para buscar ayuda profesional.
Detectar y tratar los problemas visuales a tiempo mejora tu calidad de vida y previene complicaciones mayores como la pérdida de visión irreversible. Ante cualquier sospecha, prioriza tu bienestar ocular y agenda una revisión.
¡No esperes más para cuidar tu visión! Agenda hoy mismo tu consulta de Oftalmología General en Clínica de Ojos Opeluce y recibe la atención que necesitas para proteger tus ojos.